En la vida cotidiana, con frecuencia usamos dos palabras cuyo significado suele confundirse: CALOR Y TEMPERATURA, ya que ambos están íntimamente ligados.
Probablemente, la mayoría de ustedes, ha asociado dichos conceptos con las sensaciones que producen en nuestra piel los cuerpos fríos o calientes. Quizás habrán podido dividir o clasificar los cuerpos como fríos, tibios o templados, calientes y muy calientes.
Estas sensaciones NO nos permiten aclarar las nociones de calor y temperatura, así como tampoco apreciar diferencias pequeñas de temperatura o medirla con precisión.
En realidad, esa noción de temperatura resulta poco eficiente y real, probémoslo al considerar el siguiente caso:
1) colocamos una de nuestras manos en un recipiente que contenga agua caliente y luego la sumergimos en otro que contiene agua a la temperatura ambiente. Tendremos la sensación de que esta última está fría.
2) si en cambio la colocamos primero en un recipiente que contenga agua con hielo y luego en el que contiene agua a la temperatura ambiente, tendremos la sensación de que esta última está caliente.
En ambos casos el recipiente con agua a temperatura ambiente es el mismo y sin embargo nuestra sensación es totalmente diferente.
Para clarificar la situación, observemos el siguiente esquema y tratemos de verificar lo indicado
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